
Asociación Argentina de Farmacéuticos de Hospital
ISSN 2451-7488 Volumen 12 - Nº 1 - Junio , 2025
Introducción
El liderazgo es un elemento clave para guiar equipos, alcanzar objetivos organizacionales y mantener un
ambiente laboral positivo. Los líderes deben adaptar su estilo según el estado del equipo y el contexto en
que trabajan. Durante los años 90, se definió el concepto VUCA —Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo—
para describir entornos dinámicos. Sin embargo, fenómenos recientes como la pandemia, la crisis energética
y los desajustes políticos hicieron necesario un nuevo enfoque, BANI —Frágil, Ansioso, No-lineal e
Incomprensible—, que refleja mejor la complejidad actual. Según Jamais Cascio, prever se vuelve una
estrategia crítica en momentos de gran estrés, que resalta la importancia de contar con una hoja de ruta
clara para orientar a los miembros de la organización, mantener su motivación y optimizar su desempeño.
En un entorno tan cambiante, la capacitación y el desarrollo profesional son pilares fundamentales. El
desarrollo de las personas no solo mejora el desempeño individual y colectivo, sino que también fomenta la
innovación, fortalece la cultura organizacional y prepara a la empresa para enfrentar retos futuros.
Incrementa la satisfacción y el compromiso de los empleados, favoreciendo la retención del talento y
contribuyendo a la sostenibilidad y competitividad a largo plazo. En este sentido, la implementación de
Planes de Desarrollo Individual (PDI) se convierte en una herramienta clave. Estos planes permiten un diálogo
abierto, promueven la formación y la práctica profesional, y generan un compromiso mutuo entre los
empleados y la organización.
Desde el marco conceptual, las teorías de liderazgo resultan fundamentales, ya que influyen directamente en
el desarrollo de los equipos. El liderazgo transformacional busca inspirar y motivar para generar cambios
positivos, mientras que el liderazgo situacional enfatiza la adaptación del estilo de liderazgo según las
necesidades del equipo. Por otro lado, la evolución organizacional planteada por Frederic Laloux describe la
transición de estructuras rígidas y jerárquicas hacia organizaciones más planas y orientadas al equipo,
culminando en las organizaciones TEAL, que promueven la autogestión, la plenitud y el propósito evolutivo,
priorizando el desarrollo humano como factor central de éxito.
La motivación de los empleados también es un elemento clave. La Pirámide de Maslow plantea la jerarquía
de necesidades, desde las básicas hasta la autorrealización. Para que un PDI sea efectivo, debe considerarse
no sólo la formación, sino también el reconocimiento de logros, la asignación de nuevos retos y la alineación
de metas individuales con los valores personales y profesionales del trabajador. Asimismo, el modelo de
gestión por competencias de McClelland y Morin permite identificar las habilidades necesarias para
desempeñar con éxito un puesto, considerando saber, saber hacer y querer hacer.
Finalmente, los procesos de retroalimentación, como el feedback y el feedforward, son esenciales para
mejorar el desempeño y orientar el desarrollo futuro. La gestión del cambio, por su parte, es imprescindible
para que los empleados puedan adaptarse a nuevos desafíos, tecnologías o estructuras organizacionales,